LA PLATA, Junio 01.-(Por José Picón) El kirchnerismo volvió a mostrarle los dientes a Daniel Scioli. Las críticas que le disparó en los últimos días Carta Abierta y los cuestionamientos que la propia Presidenta lanzó ayer hacia el gobernador y su gestión, estarían anunciando, quizás, el final de una de las periódicas treguas que suelen regir entre el sciolismo y la Casa Rosada.
Pero el dato novedoso no lo aporta el recrudecimiento de la ofensiva dialéctica K contra Scioli. Sí, en cambio, la disposición del mandatario bonaerense de devolver golpe por golpe. El propio Gobernador había encabezado ese cambio de estrategia cuando le respondió a los intelectuales K que lo resisten como candidato presidencial por el oficialismo y lo emparentan con sectores dominantes de la economía.
Con una inusual ironía, dijo que les contestaría “cuando tuviera tiempo”. Esa misma línea transitó el sciolismo ayer luego de que Cristina Kirchner le exigiera al gobierno bonaerense la solución de un conflicto que paralizó a una empresa de autopartes radicada en Escobar y que terminó afectado a importantes automotrices como Ford, PSA Peugeot Citroën y Volkswagen.
“No se puede estar únicamente para la sonrisa, a veces hay que estar también para la responsabilidad”, disparó la mandataria en obvia alusión a Scioli. Las réplicas, aunque cuidadosas, no se hicieron esperar de parte de varios funcionarios que utilizaron la red social Twitter para remarcar que el Gobernador había dado la orden de que se dictara la conciliación obligatoria “antes del discurso” de la Presidenta.
“Vamos a continuar haciéndonos cargo de todo, como siempre lo hizo Daniel Scioli”, disparó por caso José Scioli, hermano del mandatario y uno de los armadores de su candidatura presidencial. No puede desvincularse de la decisión de ir al golpe por golpe la filosa respuesta de la ministra de Economía Silvina Batakis, a los intelectuales K.
Tras destacar el impacto de las diversas reformas impositivas bonaerenses sobre los sectores más concentrados de la economía, afirmó que “las grandes transformaciones no se hacen de la noche a la mañana ni desde la redacción de cartas abiertas”.
“La política ha convivido desde siempre con el prejuicio”, replicó el titular del Banco Provincia Gustavo Marangoni, en otra réplica sciolista a Carta Abierta. Los cruces están anticipando la aceleración de los tiempos políticos en el oficialismo. En los sectores más ortodoxos del kirchnerismo resisten a Scioli como heredero.
Y en las últimas semanas aparecieron señales tendientes a plantear como opción en las Primarias del FpV al ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo. ¿Los elogios de Cristina a Axel Kiciloff fueron sólo lisonjas o aportan alguna otra lectura? El ministro es, en la imaginación de algunos sectores ultra K, uno de los posible presidenciables si los números de la economía logran algún despegue.
Pero en la Gobernación interpretan que las críticas en algún punto calzan en la estrategia sciolista de estar pero marcar diferencias. “Nos va a legitimar mucho más si le ganamos la primaria del FpV a algún ultra”, razonan.
LA POLICÍA, EN DUDA
Mientras tanto, la Legislatura es otro escenario de tensiones donde se libra una batalla de números y evaluación de costos políticos en torno del proyecto de creación de las Policías locales.
La disputa Scioli-Sergio Massa aparece como elemento condicionante y hasta el momento las gestiones en marcha no alcanzan a despejar las dudas sobre el futuro de la iniciativa en el Senado. El ministro de Seguridad Alejandro Granados viene hablando con Massa en busca de convencerlo de que sus senadores voten el proyecto como vino de Diputados.
Ofrece vetos y modificaciones a través de la reglamentación de la ley. Pero los intendentes massistas se pusieron firmes y no quieren que la ley salga como está. Objetan varios cambios que, acusan, introdujeron La Cámpora y Nuevo Encuentro en la Cámara baja y que tienen que ver con la prohibición de uso de armas cuando los agentes no estén en servicio o las limitaciones para disponer aprehensiones que incluso alcanza a la propia Bonaerense.
“Eso no es lo que habíamos acordado con Granados”, sostienen. Y presionan para que el proyecto vuelva a Diputados, pero en el sciolismo aseguran que si eso ocurre no habrá Policías locales porque difícilmente consiga número para ratificar las podas a los artículos que impusieron los sectores ultra K.
En ese escenario de tensión, en el massismo no se descarta por estas horas la posibilidad de hacer caer definitivamente el proyecto, lo que ocurriría si sus senadores se pliegan a la decisión del radicalismo de rechazar el expediente. Ambos sectores reúnen mayoría y la nueva fuerza de seguridad local ya no pasaría el filtro de la Legislatura.(Fuente: EL DIA)