Con la ayuda de una baja en la temperatura en los primeros días de año, las lluvias caídas y las bombas que entregó el Municipio a las familias del barrio Libertador, poco a poco el problema de la falta de presión de agua parece haber quedado atrás.
Más de la mitad de las viviendas ya cuenta con las herramientas para la carga de los tanques de reserva del vital líquido y así abastecerse para las tareas de higiene y limpieza. Solo restan algunas casas para que el barrio tenga la solución que tanto aguardaba en los días de calor.
“La presión es buena, ya podemos cargar los tanques, eso es bueno”, contaba un vecino del lugar, mostrando su satisfacción porque la lucha y el reclamo dio el fruto esperado. “No sabemos cómo están los otros barrios, pero acá va mejorando la cosa”.