Panorama político bonaerense

La apuesta por la recuperación

Scioli espera expectante. No por algo que genere con especial dedicación. Aguarda pacientemente una posible oportunidad sin provocarla.
Scioli espera expectante. No por algo que genere con especial dedicación. Aguarda pacientemente una posible oportunidad sin provocarla.

Por Martín López Lastra

 

 

El esquema de la verticalidad kirchnerista desde la Casa Rosada hace su pulseada con los matices que ofrecen ciertos referentes que pretenden alguna visibilidad, al menos, para condicionar el futuro tablero político.

 

El ascenso de Cristina en las encuestas es un dato muy fuerte como para obviarlo, a partir de los últimos resultados ofrecidos por el estudio de la consultora Poliarquía, que no suele caracterizarse por su cercanía al oficialismo.

 

El 46 por ciento de intención de voto le sirve también a Daniel Scioli en Provincia, pero también a ciertos líderes del interior que veían esfumarse sueños por ingresar o por ser reelectos en la Legislatura.

 

Obviamente están muy interesados en despabilar lo que llaman el "efecto arrastre" que genere para listas de legisladores provinciales y concejales iguales resultados que la Presidenta en la contienda electoral. Algo muy parecido a lo ocurrido en 2005, cuando se le ganó al duhaldismo por más de 25 puntos de diferencia.

 

La preocupación por el desquite, tras el magro resultado de 2009 para el kirchnerismo, pasa por el interior. El desgaste y la inercia del “efecto campo” minaron las posibilidades de muchos candidatos oficialistas que ahora recargan sus baterías con algún ánimo mayor.  

 

Para decirlo en frases diplomáticas, tuvieron el último lugar del podio en muchas secciones electorales y eso influyó como causal de una derrota ajustada en 2009.

 

Hay, no obstante, cierta resistencia desde la oposición provincial a reconocer los beneficios del efecto arrastre, ni que el ascenso del kirchnerismo sea de tal dimensión. Sospechan permanentemente de los sondeos hechos telefónicamente, de los tamaños de muestras con que se realizan las consultas. Sobre todo descreen de la volatilidad que pudo haberse producido en semanas en un segmento pétreo de antikirchnerismo.

 

Scioli, mientras tanto, espera expectante. No por algo que genere con especial dedicación. Pero, con especial atención, aguarda pacientemente una posible oportunidad sin provocarla. Tal vez esperanzado en que una posible decisión de la más nombrada por estas horas le abra las puertas para un futuro político más exitoso.

 

Sabe que ese lugar lo tiene asegurado. En los mencionados sondeos de la consultora Poliarquía, Scioli aparece con un cómodo 35 por ciento de intención de voto, con unos 15 por encima de su competidor. Nuevamente, el radical Ricardo Alfonsín. 

 

La expectativa tiene un fundamento. Pero sin compromiso con nadie, como lo vienen señalando de hace unos días, los disidentes del peronismo señalan que es muy posible ese ascenso.  

 

Creen que hay un 50 por ciento de posibilidades de que Cristina, por necesidad de contención en lo familiar, por descanso obligado o por necesidad de reinvención, puede optar por un descanso de tanto trajín presidencial.

 

Allí aparece Scioli, quien, a través de voceros y de manera muy esforzada, anuncia su intención de quedarse con el Sillón de Dardo Rocha, donde cree que será imbatible. Empezó a decidirlo tras el plenario de intendentes en homenaje a Néstor Kirchner, pero donde haría un inoportuno usufructo de su poder de convocatoria. El retruque que recibió de algunos jefes comunales fue tan virulento que quedó en evidencia su falta de reflejos. No son pocos los voceros que dan cuenta de que, tras aquella frustración, ordenó a su tropa replegar filas con respecto a exhibir mayores aspiraciones, enderezar el rumbo nuevamente hacia el punto de partida en Provincia y desensillar hasta que aclare.

 

Según sus detractores, Scioli comprendió el mensaje tras aquel plenario con intendentes que, mal que le pese a la interpretación del oficialismo provincial, no fueron blancos corderitos de un rebaño a diseñar por algún impresionista.

 

Algún provecho sacó de ese encuentro y se observó en estos días, cuando forjó de manera muy aceitada relaciones con el intendente Pablo Bruera. Fue en los anuncios sobre festejos del aniversario de la capital bonaerense. Tuvo una segunda lectura política la sorpresiva presencia de un mandatario provincial en ese tipo de actos, y menos con quien fuera impugnado permanentemente por Néstor Kirchner.

 

Fuente: NOVA

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