De tanto en tanto pudiera ocurrir que nos vemos estancados, sin la dinámica necesaria para avanzar en la vida con la alegría y el optimismo necesarios para triunfar. Una situación en la que pareciera haberse frenado el progreso personal, situándonos entonces en una “meseta” emocional cuyos múltiples efectos pueden verse en la vida cotidiana.
Sucede en el ámbito familiar, cuando permitimos que la rutina tiña de frialdad las conversaciones y los intereses comunes. Pasa en lo laboral, en aquellos momentos en los que dejamos de rendir al máximo. Ocurre en lo personal, cuando perdemos la frescura de vivir, nos embotamos y dejamos de proyectar con entusiasmo, aferrados a cierta “seguridad” que sólo nos conduce a la mediocridad.
Sea por su propia decisión o por las circunstancias que le rodean, ¿está usted experimentando una situación de estancamiento? ¿Se encuentra en una situación que frena su crecimiento?
Moisés, el gran libertador del pueblo de Israel, dijo en cierta ocasión: “Cuando estábamos en Horeb, el Señor nuestro Dios nos ordenó: ‘Ustedes han permanecido ya demasiado tiempo en este monte. Pónganse en marcha y diríjanse a la región montañosa de los amorreos y a todas las zonas vecinas: el Arabá, las montañas, las llanuras occidentales, el Néguev y la costa, hasta la tierra de los cananeos, el Líbano y el gran río, el Éufrates. Yo les he entregado esta tierra; ¡adelante, tomen posesión de ella!’” (Deuteronomio 1.6-8).
Una situación de estancamiento causada por el temor y la comodidad, pero un desafío claro a salir y avanzar, conquistando y alcanzando lo mejor para su pueblo.
Si usted se encuentra estancado o estancada, lo primero es reconocer la situación. ¡Usted no fue creado para vivir en un continuo estancamiento! Luego, confiando en Dios y venciendo el imperio de las emociones, extiéndase paso a paso hacia aquello que sabe que tiene por delante. La fe le ayudará a visualizar aquello que todavía no ve con sus ojos físicos y tomar decisiones que le permitan avanzar. Y entonces, ¡persevere hasta lograr salir de esa situación!
Probablemente no pueda solo y deba pedir ayuda. Hay circunstancias especiales que demandan la intervención de los profesionales de la salud. También el apoyo de los familiares y la iglesia, como comunidad de fe. Pero sobre todo, Jesús en su corazón será quien le permitirá levantarse de la realidad que está viviendo y decirle “adiós” al estancamiento. ¡Usted experimentará el poder necesario para vivir en plenitud!
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Iglesia Pentecostal de Santidad
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